La felicidad... Esa que tanto añoraba,
que en pocos gramos me faltaba,
que en altas dosis me drogaba.
No hay razón más que la vida propia.
El amor de dos cuerpos desnudos,
que caminan por la misma vía.
El extraño, el enemigo,
donde quedan añejos solo olvidos...
el amigo, el vecino,
donde quedan migas habitan rosas...
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